Principios biológicos
"Principios biológicos son los que afectan a los procesos de adaptación orgánica del deportista" (García Manso, 1996)
1. Principio de la Unidad Funcional
"Las leyes, como las casas, se apoyan unas en otras" (Edmund Burke).
Partiremos de tres premisas fundamentales:
Este principio fisiológico sienta las bases del PRINCIPIO DE LA MULTILATERALIDAD.
2. Principio de la Multilateralidad
"El cuerpo debe trabajarse en su totalidad sin olvidar ninguna de sus partes...." (Hipócrates).
El principio de la multilateralidad es el más importante en las edades tempranas para sentar las bases motrices del balonmano. Se fundamenta en la presentación de gran cantidad de estímulos que requieren de una gran variedad de respuestas motrices.
3. Principio de la Especialización "La especialización es unilateral sólo en su objetivo, mientras que el camino hacia ella consiste en un gran número de medios y ejercicios variados" (Ozolin).
Si la progresión deportiva ha sido la correcta, se ha conseguido el dominio de las habilidades y destrezas básicas del deporte y la madurez psicológica lo permite, podemos iniciar la especialización en el balonmano.
Cuáles serán nuestros objetivos
1. Que el deportista implicado decida libremente si quiere especializarse en el deporte X
2. Entrenamiento planificado y sistemático.
3. Iniciar, ampliar o mantener el rendimiento.
La especialización como norma general se orienta a lograr un alto rendimiento en una modalidad deportiva.
4. Principio de la Especificidad
"La repetición es uno de los fundamentos de la claridad" (Dale Carnegie).
Cuando el entrenamiento se orienta al máximo rendimiento y ya nos encontramos en etapas avanzadas de la especialización, nos tendremos que plantear cuáles son las características de los estímulos del deporte X en situaciones de juego real de alto nivel; esto nos obligará a que en la preparación, las tareas tengan una gran similitud a nivel energético y grupos musculares implicados en los gestos técnicos y en las exigencias tácticas.
Este principio tiene gran relación con el principio de la individualidad.
5. Principio de la Individualidad
"El aprendizaje del alumnado depende, en gran medida, de las acciones del profesorado" (Domingo Blázquez).
No hay dos personas iguales, y lógicamente, tampoco existen dos deportistas iguales. Es frecuente observar en una clase de 3º de E.S.O. (Infantiles de 13/14 años) cómo hay niños que biológicamente se asemejan a compañeros de 16 años y a otros compañeros todavía no les ha cambiado el timbre de voz y se podrían confundir con niños de 11 años.
Si le aplicásemos el mismo entrenamiento en volumen e intensidad a un grupo de niños/as de 12 años, la respuesta fisiológica y como consecuencia los resultados serían muy heterogéneos. Una lectura fácil pero errónea podría ser que los niños/as que obtienen mejores resultados, son más aptos y tienen más posibilidades de triunfar en balonmano.
La realidad es que tienen la misma edad cronológica, pero no biológica y un niño/a de 13 años, dependiendo de su maduración, puede comportarse como uno/a de 15 años o uno/a de 11 años y consecuentemente reaccionará ante el entrenamiento con la edad biológica y no con la edad cronológica.
De todas formas el principio de la individualidad se orienta más a deportistas formados, que se encuentren camino de la etapa de logro del máximo rendimiento o ya la hayan alcanzado. Se podría decir que el principio de la especificidad es concretado por el principio de la individualidad.
¿Qué factores nos pueden orientar para la individualización del entrenamiento?
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Edad Cronológica vs. Edad Biológica.
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Capacidad individual de trabajo.
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Estado de salud y nivel de entrenamiento.
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Actividad no deportiva.
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Somatotipo y tipo nervioso.
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Antropometría.
El análisis de estos factores nos permite construir un entrenamiento adaptado e individual y evitaremos caer en errores como ampliar modelos estándar de trabajo o copiar modelos de grandes campeones (García Manso2, 1996).
6. Principio de la Progresión
7. Principio de la Continuidad
8. Principio de la Reversibilidad
"En todas las cosas debe el hombre confiar más en su propia actividad que en la ajena" (Charles Dickens).
Estos tres principios se encuentran íntimamente ligados.
Ya hemos dicho que existen unas fases en el desarrollo del deportista, y que pasan de lo general a lo específico, aumentando progresivamente el rendimiento gracias a la elevación de las exigencias del entrenamiento.
Este entrenamiento (carga) provoca un estímulo en el jugador de balonmano, que normalmente incide en una mejora de sus resultados. Llega un momento en que el deportista se adapta a ese estímulo, y evidentemente para que siga mejorando le tendrán que presentar un nuevo estímulo más exigente para seguir incrementando su potencial. A este proceso se le llama PROGRESIÓN.
Imaginemos un jugador senior que está haciendo un entrenamiento de pesas (sentadilla) para fortalecer los cuádriceps. Sabemos que su RM (100% del peso que puede levantar) es de 115 kg. Elaboramos un entrenamiento para mejorar su RM y después de un mes observamos que mejora en 2,5 kg (su RM ahora es 117,5 kg). Si volviésemos a plantear el mismo entrenamiento en volumen e intensidad para intentar superar la nueva RM (117,5) no lo conseguiríamos, porque el diseño inicial era para superar 115 kg, no 117,5, y si continuamos aplicando el mismo entrenamiento (en volumen e intensidad) muy probablemente el jugador involucionaría en su nivel de forma manifestando un estancamiento o empeoramiento en su capacidad de salto. Esta situación se conoce como REVERSIBILIDAD y responde al principio que lleva su nombre.
Para controlar estas dos situaciones (PROGRESIÓN / REVERSIVILIDAD), se diseña un programa que establezca una CONTINUIDAD en el entrenamiento. Su objetivo es dotar al organismo del deportista de estímulos con la suficiente asiduidad para provocar mejora en su rendimiento, favoreciendo la PROGRESIÓN, y minimizando la REVERSIBILIDAD.
Principios pedagógicos
Uno de los mayores errores que se producen en el deporte de competición es considerar sólo los factores fisiológicos del entrenamiento. Muchas veces los niños/as que practican un deporte lo abandonan porque no le ven sentido a las tareas que realizan. En otras ocasiones no se consigue explotar todo el potencial de un deportista porque no se le enseña a conocer sus propias sensaciones corporales, no se le indican los objetivos del entrenamiento, no comprende las indicaciones del entrenador o no se siente identificado con el tipo de entrenamiento que realiza.
El deporte en general y el balonmano en particular tienen como objetivo generar hábitos de vida saludables; por eso debemos pretender que la práctica de actividad física sea algo estable y útil (Barcala. R., 1991).
Para lograr estos objetivos deportivos se presentan los PRINCIPIOS PEDAGÓGICOS del entrenamiento, que nos servirán para orientar el proceso de entrenamiento.
1. Principio de la Participación Activa y Consciente en el Entrenamiento
"Aprender sin reflexionar es malgastar energía" (Confucio).
El jugador es el sujeto de entrenamiento. Para desarrollar su potencial no sólo se debe fomentar el desarrollo de las capacidades condicionantes y coordinativas, sino que también hay que fomentar un proceso de reflexión.
El entrenador debe informar al deportista de los objetivos del entrenamiento, lo que se logrará con el mismo y cuál será el efecto previsible. Así, cuando el jugador de balonmano realice un entrenamiento para la mejora de la fuerza en el tren inferior a través del trabajo de pesas ("sentadilla"), sabrá que ese sufrimiento es intrínseco al tipo de sesión planificada, y tendrá unos efectos específicos en su rendimiento que a la larga serán beneficiosos en las situaciones de juego.
El entrenador debe hacer participar al deportista en la preparación, estructuración y evaluación del entrenamiento, tomando ambos algunas decisiones conjuntamente. De esta forma conseguiremos educar al jugador a la hora analizar y planificar su propio rendimiento. Otra circunstancia importante es que a la hora de la selección de objetivos deportivos, la fórmula más indicada es por consenso entre el entrenador y el deportista. Así nuestro "balonmanista" asumirá las responsabilidades del entrenamiento como algo propio (y no impuesto únicamente por el entrenador).
2. Principio de la Accesibilidad
"Los cautos rara vez se equivocan" (Confucio).
Concreta el principio de la participación activa y consciente en el entrenamiento.
Si le preguntamos a un equipo de niños/as recientemente formado (que no tiene excesivas experiencias en el deporte del balonmano) si quieren ser campeones de España de su categoría a final de la temporada, es muy probable que nos digan que sí. Hemos seleccionado el objetivo conjuntamente (lo cual respeta el principio de la participación activa); pero... ¿es un objetivo accesible?
Hay que ser realista a la hora de la selección de los objetivos, ya que si son excesivamente exigentes provocarán frustración, abandono del deporte y problemas físicos (lesiones, alteraciones hormonales, etc...) y psicológicos (baja autoestima, ansiedad, etc...).
Por eso debemos tener en cuenta lo siguiente en la selección de objetivos:
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Las leyes biológicas determinan las posibilidades físicas del entrenamiento.
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La experiencia en el deporte determina las posibilidades técnicas y tácticas del deportista.
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Los principios pedagógicos organizan y orientan el proceso de entrenamiento.
3. Principio de la Organización de las cargas (Periodización)
"Si bien buscas, encontraras" (Platón).
Es el principio donde el entrenador de balonmano juega un papel fundamental. El entrenador es el que debe organizar y planificar los entrenamientos para lograr los mejores resultados en el momento de la competición.
La periodización se asemeja a una partida de ajedrez. Consiste organizar los estímulos en cantidad (volumen) y calidad (intensidad) de una forma estratégica, para llegar en las mejores condiciones al momento de la competición.
Notas
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García, J.; Navarro, M.; Ruiz, J.A. (1.996) Bases teóricas del entrenamiento deportivo. Madrid. Gymnos.
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